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CONT. CAP V. LA NEBLINA MALDITA

Aba, tenía todo su cuerpo tenso, blandiendo el machete en su brazo derecho y sudando copiosamente ante la situación que estaba enfrentado por primera vez sin el apoyo de su padre o su hermano. Todo dependía ahora de él defender a los ocupantes de la pequeña embarcación. 

Aba:- ¿Quién es? – gritaba como loco

Dangara: - Aba, ¿Qué pasa? – le manifestó nerviosamente

Aba:-  Un bote nos golpeó y no se ha identificado, puedan ser enemigos, unos asesinos, no sé.

   No se percató que la neblina ya había invadido el interior del bote, y la visibilidad comenzó a disminuir en su interior, a tal punto que no se podía ver absolutamente nada detrás de él.  De un pronto a otro escuchó que la otra canoa se alejaba de ellos, y de la misma forma se podía escuchar el remeo misterioso de sus ocupantes.  Eso lo tranquilizo y bajo por un momento el machete.  Paso a paso, salió y logro divisar que aquella sombra se alejaba. Miro hacia todos lados y la neblina comenzó a disiparse, por lo que regreso al interior.

Aba: - Bueno, ya todo paso…

   Aba, no pudo terminar su manifestación, de pie, sin poder dar crédito a lo que sus ojos observaban, quedó estupefacto. Cherima y Meika, estaban comiéndose literalmente a su hermano menor Acha, con una violencia increíble, que se podía oír el masticar de la carne en la boca de ambas mujeres. Sus rostros estaban desfigurados, con los ojos casi salidos de sus orbitas y unos afilados dientes. Sus uñas eran muy largas en forma de garras, que fácilmente destrozaban la carne del indefenso Acha.  Cherima, arrancaba la piel y musculo de las piernas, mientras Meika, mordía la nariz y las mejillas del pobre muchacho, masticando como si fuera un fabuloso festín, mientras Aba, escuchaba los chasquidos de los dientes al moler los pellejos y carne en sus mandíbulas.

Aba:- Qué...Qué…demonios – solo pudo pronunciar, mientras detrás de él, escucho la voz de su tía Dangara, con un timbre totalmente ahuecado.

Dangara:-Sobrino sería bueno que te nos unieras

   Al voltearse, miró el rostro más horrendo que haya podido mirar, donde varias ampollas llenas de pus invadían cada centímetro de la cara de Dangara, y su cuerpo completamente poblado por escamas, de un color verdoso.

Aba: - ¿Quién demonios eres? 

Dangara: - Más bien lo correcto sería preguntar ¿Quiénes somos?

Aba: - Aléjate de mi – le gritó con nerviosismo

  Aba, dio pasos hacia atrás sin fijarse que Chemira, estaba exactamente de pie, detrás de él.

Dangara: - Ah, sí, recuerdo sobrino que estabas muy prendado de la hermosa de Chemira, ¿cierto?

    Sin mayor palabra, las garras de Chemira, se clavaron en cada hombro de Aba, quien gritó del dolor, mientras aquella aparición lo levantaba contra el mástil.
Dangara: - El tonto de tu padre yace en el fondo del río

Aba: - No, eso no es cierto, mientes.

Dangara: - Bueno, si no quieres creernos, es tú problema, pero nuestros amigos vinieron y se lo comieron.

Aba: - ¿Eran caníbales?

   Todas las mujeres rieron ante la pregunta de Aba.

Dangara: - No muchacho tonto, ellos no son caníbales. Bueno, nadie de nosotros lo somos.

    Nuevamente volvieron a reírse.

Aba: - Suéltenme o las voy a cortar en pedacitos.

Dangara, inmediatamente cambió el color de sus ojos a un amarillo intenso sin iris alguno, y en un lenguaje indescifrable hacia Chemira, ésta miró a Aba,  y le tomo el dedo índice de la mano derecha, y se lo llevo a su boca, donde de un jalón se lo desprendió, ante el grito agudo de dolor de Aba, y el chorro de sangre que el dedo cortado expulsaba.

Dangara: - No eres nadie, despreciable criatura, para pretender darnos ordenes ni amenazarnos.

Aba: - ¿Qué quieren de mí?

Dangara: - De ti nada. Lo que queríamos ya lo tenemos, somos los amos y señores de este mundo.

Aba: - ¿Mujeres come carne?

  Las tres mujeres volvieron a reírse esta vez intensamente.

Aba: - Si me van a matar háganlo ya

Dangara: - Eso ya es un hecho querido sobrino, pero todo a su debido tiempo.

Aba: - No me llames así detestable monstruo

Dangara: - ¿Monstruos nosotras?

   Ante un sonido agudo emitido por Dangara, Chemira, soltó a Aba quien cayó sentado pesadamente en el piso del bote. Acto seguido, Chemira, se puso de espaldas a Dangara, y ésta utilizando sus garras se las clavo desde el cuello hasta las nalgas como si fuera un cierre de algún tipo de vestido, y toda la piel de Chemira, cayó al suelo, quedando únicamente un espectro de color completamente negro con unos ojos amarillos, sin boca ni nariz ni cejas, y cuya apariencia de la piel era un tipo brillante como el alquitrán.

Aba con los ojos engrandecidos: - ¡Qué demonios!

   Dangara, hizo lo mismo con Meika y finalmente cada una de las dos mujeres jalaron de los brazos de Dangara como desvistiéndola, abriéndose desde el cuello hasta las piernas y tirando la piel a un lado del bote.

Dangara: - Así está mejor. Usando esos cuerpos somos realmente unos monstruos.

Aba: - ¿De dónde vienen? ¿De qué parte del infierno?

Dangara: - ¿Infierno? – soltó una carcajada

Chemira: - Ya es hora. Quiero ser el primero en comérmelo.

Aba: - Dirás la primera

Dangara: - Sólo en este mundo que llaman tierra existen diferencias entre hombres o mujeres.

Meika: - Son tan insignificantes

Aba: - Déjenme ir

Dangara: - Luego de que le mirabas lascivamente los pechos a Chemira, ahora quieres irte. No sobrino, soy una buena tía, y mereces que respete tu voluntad. Si mal no recuerdo me dijistes que eras el hombre y hacías lo que querías con una mujer, sobre todo si esta era tu enemiga.

Aba: - Eso lo dije antes de saber que eran unos monstruos

Dangara: - O sea, que nuestros aspectos no son tan llamativos mientras que tú te crees mejor que nosotros. Pero eso se puede solucionar.

  Ante la mirada desorbitada de Aba, los tres espectros se le aproximaron. Del terror él no pudo reaccionar, mientras que Dangara, le tomaba un brazo, Chemira, las dos piernas, y Meika, el otro brazo, y comenzaron a rasgar la piel, ante los gritos de Aba. Finalmente, los músculos enrojecidos de Aba, estaban expuestos desde el cuello hacia abajo, como si fuera una figura de un libro de biología, las gotas de constante sangre se extendía por todo el suelo.

Dangara: - Listo, ya creo que no te sentirás tan diferentes de nosotros.

Aba, se sumergió en un estado de shock, y no podía creer lo que estaba ocurriendo: - ¿Qué me han hecho? – comenzó a gritar, mientras los tres espectros emitían sonrisitas malévolas.  Chemira, se le acercó por detrás y lo copuló, ante los gritos de Aba, mientras el cuerpo de él se iba tornando de color oscuro.  Meika, seguidamente lo besó y de un tajo le arrancó la lengua, y borbotones de sangre le salían de la boca y Dangara, con una de sus garras le arranca el ojo izquierdo y se lo comió y luego hizo lo mismo con el ojo derecho, momentos instantes en que Chemira, había terminado soltando el cuerpo abatido de Aba, quien cayó al suelo. Y todo se torno un silencio a su derredor. Aba, había muerto.

  Luego los tres espectros, volvieron a tomar forma humana. En cada grupo humano, hay infiltrados de una especie alienígena, que ignoran que lo son, hasta que son visitados por los de su misma especie, que despiertan su verdadera naturaleza y se transforman como lo que son, absorbiendo de los seres humanos, su energía para seguir subsistiendo entre nosotros, hasta que llegue el día en que nos dominen. Sus ataques inician siempre con la llegada de una neblina.

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